Los Chachapoyas construían casas redondas en la cima de las montañas. Los estudiosos tratan de descubrir cómo las ciudades desaparecieron.
En la cima de la montaña, un muro de piedra tallada muestra el tamaño de una de las primeras ciudades en las Américas. Con 30 metros de altura y 600 de largo, fue construido en el siglo XII para proteger a los Chachapoyas que habitaban la región desde mucho antes de los Incas.
Hoy en día, vemos las ruinas de las 420 casas que formaban las calles de la comunidad. En las grandes casas vivían entre seis y ocho personas. En la cocina, dicen los investigadores, el trigo y el maíz eran molidas en las rocas. La ropa y objetos personales se mantuvieron en los agujeros en las paredes, armarios con incrustaciones similares, una prueba de que mucho antes de que el descubrimiento de las civilizaciones que habitaron las Américas ya estaban organizados.
La curiosa forma circular de las casas tenía un sentido mucho más noble que un capricho arquitectura. "Círculo no tiene principio ni fin, es una eterna cultura", explica el investigador Hildegard de León. Para los historiadores, la forma permitía una mayor integración al ser redondeadas. De personas viven en permanente reciprocidad.
"Esta forma de organización social, económica y política fue muy bien establecida", dice el arqueólogo Julio Rodrigues. Aunque se sabe muy poco acerca de las ruinas, dice el arqueólogo. Rodrigues dirige una investigación que depende de un cuidadoso trabajo manual. En las excavaciones ya se han desenterraron cerámica, cráneos, restos de un pasado que ha dejado pocos registros en la historia.
Uno de los retos es saber cómo los habitantes de este lugar desaparecieron. Ciudad poblada, La Jalca, es un pueblo medio olvidado en uno de los puntos más altos de la Amazonía, nos depara un valioso monumento. Aquí, Chachapoyas e Incas, intentaron resistir a la invasión de los conquistadores españoles, pero no lo consiguieron. Después de la conquista, fue abandonado. Los españoles no soportaron el clima, mucha lluvia y el frío a tres mil metros de altitud, y abandonaron La Jalca.
Pero dejaron un legado que todavía hoy es considerado uno de los patrimonios activos más importantes del norte amazónico del Perú: Una iglesia del Siglo XVI construida por la tecnología CHACHAPOYA, piedra sobre piedra. El Padre Diego García muestra en la pared que los más antiguos católicos del amazonas no rendían culto a los santos, y si a los animales. Tres especies se observan con devoción, "la serpiente, los monos y los felinos", indica el sacerdote.
Otra curiosidad de la iglesia: La torre de la Iglesia, se encuentra al otro lado de la calle, fuera de la nave. El historiador Peter Thomas, después de 30 años de investigación, encontró las razones: "Hubo una iglesia al lado, que ya no existe,ahí la torre servía para las dos iglesias. Era también el punto de observación y vigilancia".
Texto en Brasileño
Entre Amazônia e Andes, ruínas revelam civilização anterior aos incas
Chachapoyas construíam casas redondas no alto das montanhas.
Estudiosos tentam descobrir como cidades desapareceram.
No topo da cordilheira, uma muralha de pedra talhada dá a dimensão de uma das primeiras cidades das Américas. Com 30 metros de altura e 600 de comprimento, ela foi erguida no século XII para proteger o povo chacapoya, que habitava a região muito antes dos incas.
Hoje, restam ruínas das 420 casas que formavam as ruas da comunidade. Nas residências maiores, moravam entre seis e oito pessoas. Na cozinha, dizem os pesquisadores, o trigo e o milho eram moídos em pedras. As roupas e objetos pessoais eram guardados em buracos nas paredes, parecidos com armários embutidos – uma prova de que muito antes da descoberta, as civilizações que ocupavam as Américas já eram organizadas.
A curiosa forma circular das casas tinha um sentido muito mais nobre do que um capricho arquitetônico. "Círculo não tem início, nem fim, é uma cultura eterna", explica a pesquisadora Hildegard de Leon.
Para os historiadores, o padrão arredondado permitia mais integração. As pessoas viviam em permanente reciprocidade. “Toda a organização social, política e econômica era muito bem estabelecida", diz o arqueólogo Julio Rodrigues.
Ainda se sabe muito pouco sobre as ruínas, diz o arqueólogo. Ele comanda uma pesquisa que depende de um cuidadoso trabalho braçal. As escavações já desenterraram cerâmicas, crânios, vestígios de um passado que deixou poucos registros na história. Um dos desafios é descobrir como desapareceram os moradores deste lugar.
Cidade habitada
La Jalca, uma cidadezinha meio esquecida em um dos pontos mais altos da Amazônia, também guarda um monumento precioso. Aqui, chachapoyas e incas tentaram, mas não conseguiram, resistir à invasão dos conquistadores espanhóis.
Depois da conquista, veio o abandono. Os espanhóis não suportaram o clima, de muita chuva e o frio de três mil metros de altitude, e abandonaram La Jalca. Mas deixaram uma herança que hoje ainda é considerada um dos patrimônios mais importantes do norte do Peru: uma igreja do século 16, construída pela tecnologia chachapoya, com pedra sobre pedra.
O padre Diego Garcia nos mostra na parede que os católicos mais antigos da Amazônia não cultuavam os santos, e sim os animais. Três espécies eram respeitadas com devoção. "A serpente, os primatas e os felinos", mostra o padre.
Mais uma curiosidade da igreja: a torre. Fica do outro lado da rua, fora da nave. O historiador Peter Thomas, depois de 30 anos de pesquisa descobriu os motivos: "Havia uma igreja ao lado, que não existe mais. A torre servia para ambas. Era também ponto de observação e vigilância”.
Fuente: www.globoamazonia.com
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