Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) ha anunciado la inversión de $10 mil millones de reales para tratar de reorganizar las finanzas del sector frigorífico y librarlos de la quiebra.
El gesto confirma rumores sobre el paquete está siendo preparado por el gobierno de Brasil para salvar a todos los grandes actores de la industria de frigoríficos. En los últimos años el gobierno invirtió fuertemente en la consolidación y expansión, incluidas las internacionales, del sector.
"Al salvar frigoríficos sin ningún tipo de examen del punto de vista medio ambiental, el gobierno de Lula puede perder la oportunidad histórica de imponer las condiciones sociales a los programas de rescate financiero que es el principal vector de la deforestación de la Amazonía", dijo Andre Muggiati, del Greenpeace de la Amazonía.
En enero, Greenpeace lanzó la publicación "La Pista del Ganado en la Amazonía - Mato Grosso, el Estado de la Destrucción" en los mapas se muestra la correlación entre el ganado y la distribución espacial de los principales frigoríficos autorizados para exportar y vender sus productos con otros estados brasileños.
Y estas empresas son las que destruyen el bosque a cambio de beneficios a corto plazo, ahora llaman a la puerta pidiendo una ayuda del BNDES. Es bueno recordar que la deforestación de los bosques tropicales es responsable del 20 por ciento de las emisiones mundiales de gases que provocan el calentamiento global.
En el caso de Brasil, esto es aún más perverso: el 75 por ciento de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero son el resultado de los efectos de la destrucción de los bosques; ¡esto pone al país en el cuarto mayor emisor de todo el mundo! La contradicción se hace aún más evidente en el discurso de la política exterior brasileña.
En las negociaciones internacionales, Brasil se presenta como un héroe en defensa del medio ambiente, arguyendo que en la lucha de la deforestación está consiguiendo con los objetivos de reducción y que en el comercio se toma en cuenta con un fondo para la protección de la Amazonía.
A través de las políticas de desarrollo, sin embargo, el gobierno insiste en que a pesar de las dificultades financieras y la destrucción que generan las actividades - en el sector agrícola y las principales obras de infraestructura tales como el asfaltado de la carretera BR-319 que corta la Amazonía- la mayor parte de la selva se conserva.
El BNDES ha recibido una donación de 110 millones de dólares del gobierno de Noruega para proteger los bosques en el Brasil. El monto de dinero se ha conseguido gracias a que Brasil ha dado garantías de que los recursos serán utilizados exclusivamente para los esfuerzos desplegados a fin de reducir la deforestación de aquí al 2017.
"Es curioso que el gobierno de Lula puede vivir con tanta contradicción. Una mano presta dinero a actividades destructivas, mientras que la otra pone el sombrero internacional en el que los gobiernos colocan sus donaciones para nuestro país a fin de salvar los bosques y el clima ", dice Muggiati. "En otras palabras, el Brasil es pobre cuando se trata de proteger la Amazonía (y buscar apoyo internacional para ello). Para destruir el país es más que soberano".
Fuente: www.globoamazonia.com
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